El presidente de Feve, Marcelino Oreja, confirmó ayer en León que no habrá ramal hacia los hospitales ni tampoco hacia el Campus de la Universidad por lo que únicamente se reabrirá la vía con el mismo trazado actual y con un servicio de locomotoras diésel. La integración de Feve queda desvirtuada y sólo generará una mejora de los barrios afectados —principalmente San Mamés y Mariano Andrés— pero en ningún caso de las comunicaciones por la ciudad. Y es que con la reapertura de la línea únicamente con el mismo trazado —eso sí más aseada— apenas podrá recibir un mayor número de usuarios porque en realidad el tren-tram diésel que se empleará —ya no habrá electrificación— no aportará nuevos destinos atractivos para los posibles usuarios como son precisamente el Hospital o el Campus, lugares a los que cada día se dirigen miles de ciudadanos por otros medios.
La obra de integración de Feve se dirige ahora hacia ningún destino y plantea a medio y largo plazo otro interrogante más grave y es cuál será la viabilidad futura de toda la línea ya que cuando se puso en marcha este proyecto desde la propia compañía se defendió que era la única fórmula para conseguir incrementar el número de viajeros y evitar un posible cierre al llegar a ser inasumibles las pérdidas que genera.
Y el problema añadido que se plantea es que Feve deberá gastar mucho dinero para pagar a las empresas que recibieron el encargo de realizar obras que ahora se cancelan y que tendrán que ser indemnizadas. El proyecto fue tramitado con agilidad por el anterior presidente de Feve, el leonés Ángel Villalba, durante la presidencia de Zapatero, y ahora todo aquello queda desvirtuado. El silencio de ayer del alcalde de León, Emilio Gutiérrez, le hace cómplice del tijeretazo al proyecto. ¿El PP va a aplaudir ahora los recortes en León como el del tranvía?
